CAPÍTULO NOVENO: ¿Ser o no ser valiente?[]
Nuestro temeroso héroe, llevó en brazos a su contraparte. No debaja de hacerse preguntas; "¿Podrá él con Yuga?", "¿Qué le diré cuando despierte?", "¿Y si no confía en mí?"...
Al llegar, Ravio tenía planeada cada palabra que saldría de su boca. De ese héroe, dependía el destino de Hyrule y Lorule. La "Casa temporal" no era demasiado grande, pero sí lo suficiente como para hospedar al joven Link...
-Link: Uhhmm... -Despierta-
-Ravio: ¡Así que ya despertaste!
-Link: ¡¿Qué eres...?!
-Ravio: Verás, la historia es un tanto larga; Mi nombre es Ravio, y he venido a cuidarte hasta que puedas andar por tu cuenta. Tuviste suerte de sobrevivir, pero ahora, deberás derrotar a ese hombre que viste antes, cuyo nombre es Yuga... -Decía Ravio, demasiado rápido como para comprender-
-Link: ¡Espera! ¿Qué haces en mi casa?
-Ravio: Ehhm... ¿Tu-Tu casa?
-Link: Vivo aquí...
-Ravio: Sobre eso... Tengo pensado instalar una tienda de armas... Y este no era un mal sitio... -Inventa rápidamente-
-Link: Bien... Pero, ¿Y el hombre que mencionaste?
-Ravio: ¿Cuál? No he hablado... ¡Ah! O si he hablado... ¿Dije algo de él? -Dice Ravio, olvidando sus propias palabras-
-Link: Yuga, el del Santuario.
-Ravio: ¡Sí, es él!
-Link: ¿Y...?
-Ravio: ¡Ah! Y deberás derrotarlo, para impedir que traiga males a Hyrule.
-Link: ¿Derrotarlo? Yo no puedo hacer eso... Pero sí puedo avisar al ejército...
-Ravio: Ehhmm... No, tú deberás derrotarlo.
-Link: ¿Por qué? Es un brujo muy peligroso, deben atraparlo antes de que traiga cosas peores.
-Ravio: ¡Pero el ejército no puede con él!
-Link: ¡Y yo menos! Es más, ¿Qué haces en mi casa, por qué me trajiste hasta aquí, cómo sabes dónde vivo, cómo conoces a ese hombre, y...?
-Ravio: ¡Hey! No debes preocuparte, si no estás seguro de tí, avisa a alguien importante para el Reino, como... como... ¡Ah! Esa, la Princesa Zelda.
-Link: Bien, denunciarlo sería lo mejor, la verdad... Pero, ¿Seguirás aquí?
-Ravio: ¡Claro! ¿No recuerdas mi negocio?
-Link: Bien, supongo que es necesario que permanezcas un tiempo... Pero no toques nada...
-Ravio: ¡Claro! Ah, y antes de que te vayas... Ten, es un brazalete. Te será muy útil en tus aventuras, joven héroe. -Dijo, previniendo que pronto viajaría a Lorule-
-Link: Gracias...
Ravio no pudo dejar caer una lágrima al verlo partir. ¡Oh, cuánto deseaba él tener el valor de aquel héroe! Pero su tesoro sagrado ya no existía, y sin él, no había coraje un su corazón... Así mismo, no había poder en Yuga, y en busca de tal virtud, no había cesado sus planes...
-Yuga: ¡Hola, pequeño! ¿Me puedes decir tu nombre? -Dijo, con voz sarcástica-
-Guri: Bu-Buenos días, s-señor. Me llamo... Guri. -Dice, con poca confianza-
-Yuga: ¿Y por qué el miedo? ¿Necesitas un caramelo? -Vuelve a decir, irónicamente-
-Guri: Y, ¿Qué le trae por esta arboleda?
-Yuga: ¿Y qué te trae a tí?
-Guri: Yo... Bueno, yo toco música...
-Yuga: Oh, ya veo... ¿Y qué tocas? -Dice, tratando de ganar su confianza-
-Guri: Verá... No es tanto por mí, es por alguien más...
-Yuga: Cuéntame, soy todo oídos.
-Guri: Hace algunos meses... Mi-Mi abuela se fue con las Diosas... -Una pequeña lágrima caía de sus ojos-
-Yuga: Ohhh... -Decía, sintiendo una leve compasión-
-Guri: Ella... Me enseñó a tocar la flauta... Pe-Pero... Me dijo que siempre iba a estar aquí para oírme... Por eso la toco, porque solo así es cuando... Cuando puedo estar con ella... -El pequeño niño rompió a llorar-
-Yuga: No temas... Yo te entiendo un poco...
-Guri: ¿En-Enserio, señor?
-Yuga: Pasé algo parecido, hace muchos años... Y ahora, mírame, ya nadie cree en mí...
-Guri: Usted parece una buena persona, señor.
-Yuga: Oh... Gracias -Dijo, acercándose más al pequeño niño-
-Guri: Antes, mi amigo Link venía a oírme... Así, estaba con ambos; Mi abuela, y Link. Pero ahora está más ocupado, y es algo mayor que yo... Tiene responsabilidades, y no siempre puede venir...
-Yuga: Oh... ¡Yo puedo oírte tocar!
-Guri: ¿En serio, señor?
-Yuga: Sí... No quiero que pases por... Lo mismo... -Dijo, siendo en el fondo, un ser débil-
-Guri: ¡Gracias, señor! -Una sonrisa se dibujó en su rostro-
Quizás, ese tipo de situaciones lograrían ablandar a Yuga. Tal vez, incluso le perdonaría la vida al pequeño, un niño con el que tanto identificaba su infancia en Lorule... Pero seguía siendo un ser cruel, y era imposible deducir sus intenciones...
-Link: ¡Necesito hablar con la Princesa Zelda, es realmente urgente!
-Guardia: Lo siento, pero no puedes entrar a menos que vengas por una audición oficial.
-Link: ¿Y cómo solicito una audición?
-Guardia: Antes de eso, necesitas ser un representante de alguna región respetable, y dudo que el aprendiz del herrero lo sea.
-Link: Pero un brujo convirtió al Capitán y a Zeres en pinturas, mienstras pasaba por el santuario.
-Guardia: ¡JA! Muchacho... Sabía que la princesa era atractiva entre los jóvenes, pero no creí que fuera para tanto... -Dijo, desconfiando de Link-
-Link: ¡Es en serio, tengo una herida en la cabeza!
-Guardia: Mira, los únicos golpes que vas a recibir, serán los de mi lanza si no te largas.
-Link: ¡Pero debo hablar con alguien! Es de contingencia para el Reino...
-Impa: ¿Qué pasa aquí?
-Guardia: Mi señora, este joven quiere infiltrarse en el Castillo.
-Impa: ¿Motivo?
-Guardia: Dice que...
-Link: Doña Impa, un mago misterioso está volviendo en pinturas a las personas. Necesito informar a la Princesa sobre ello.
-Guardia: Es para reírse, mi señora...
-Impa: ¡Silencio! Un mensajero acaba de informar que el Capitán está desaparecido, y cada vez, hay más pinturas en los muros.
-Guardia: Mi señora, con todo el respeto del mundo, esto tiene que ser una broma...
-Impa: No lo es, pero el joven herrero sí es un testigo. Organizaré una audiencia con la Princesa Zelda, es urgente.
-Guardia: Pero...
-Impa: ¡Soldado! ¿Tiene alguna objeción?
-Guardia: No, mi señora... ¡Señor Link, puede pasar!
Nuestro valiente héroe se dirigió a informar de los males hylianos a la Realeza. En esos momentos, el Reino se preparaba para cualquier amenaza, y Link ya sabía cuál era su destino. Pero a Yuga aún le faltaba un Sabio que secuestrar...
-Guri: Esta es la canción más valiosa. Fue la que me enseñó mi abuela, llamada "Cantar a la amistad".
-Yuga: Es muy linda, niño... -Yuga aunaba fuerzas para su acto-
-Guri: Señor, ¿Está bien?
-Yuga: Yo estoy bien, pequeño... ¡Pero tú no!
-Guri: ¡Señor! ¿Qué hace? ¿No éramos amigos?
-Yuga: Yo no tengo amigos... Ni los tendré. -Dijo, con una mirada fría-
-Guri: ¡Mis manos! ¡Mis piernas! Me estoy... Alineando con... Ese lienzo... ¡AAAAHHH!
-Yuga: No temas, pequeño. Ya no vas a sufrir más, ahora serás una de mis obras. Y la siguiente... La Princesa Zelda... Será la mejor de todas. Solo espero que ese joven Link no se atreva a atacarme esta vez...
-Guri: ¡NO! ¡Ni se le ocurra hacerle daño a Link! ¡Jamás, eso sobre mi...! -Sin completar la oración, se convirtió en pintura-
Por un momento, una lágrima de compasión y humildad estuvo a punto de salir por los ojos de Yuga. Tal vez, se había vuelto un verdadero amigo de aquel niño... Pero esa lágrima nunca salió, en su corazón ya no había paz y amor, sino, guerra y odio. Yuga no merecía un buen trato, no después de lo que estaba provocando... Mas no por mucho, porque un verdadero héroe ya estaba en camino para detenerle... Y nada impediría a su noble corazón acabar con el mal...